martes, 2 de agosto de 2011

"Cambia, todo cambia. . ."

(por Damián Fresolone)


Uno era el pobre, el periférico, el tercermundista, el subdesarrollado, el incendiado. El otro era el rico, el central, el primermundista, el desarrollado, el bombero.

           Estados Unidos de Norteamérica, hace exactamente diez años, venía a “salvar” a la Argentina. John Taylor, el número dos del Tesoro, arribaba al país con la consigna central de apoyar el plan déficit cero, luego de un acuerdo explícito de manera telefónica entre los presidentes George W. Bush y Fernando de la Rúa. Según cita el Diario Clarín de esa fecha, fuentes cercanas al presidente argentino informaron que el primer mandatario estadounidense le dijo: “Te mando a Taylor para ver cómo podemos ayudar a la Argentina”.


A su vez, Página12 citaba dentro de su nota de tapa, la frase dicha por un ministro luego de salir de la reunión en la Casa Rosada: “Lo único positivo del día fue el llamado de (George W.) Bush y la llegada de Taylor”. Este periódico preparó una tapa con un fotomontaje, herramienta que suele utilizar, y tituló: “A Cavallo le queda una esperanza”.

             El mismo 2 de agosto, cuando el riesgo país superaba los 1700 puntos, el Ministro de Economía, pedía encarecidamente que los argentinos y el mundo “nos den una oportunidad”, y cerraba: “El presidente De la Rúa ya habló telefónicamente con Bush hoy”.

El rico y el pobre; el central y el periférico; el primermundista y el tercermundista; el desarrollado y el subdesarrollado; el incendiado y el bombero.

              Hoy, una década después, los diarios más importantes de nuestro país vuelven a dedicar páginas y tapas a la economía Argentina y a la de los Estados Unidos. Default vuelve a hacer palabra frecuente, los quiebres de los mercados renacen en nuestra agenda mediática, Wall Street está presente en cada noticiero. Pero cambia, todo cambia.

El incendio está lejos, por encima del meridiano de Ecuador. El fuego y la necesidad imperante de llamar a los bomberos de la Casa Blanca han quedado en el olvido. El riesgo país no nos asusta y apenas recordamos quién era ese tal “Taylor” que vino a echarnos agua.

Cambia, todo cambia. Estamos a miles de kilómetros de las llamas financieras, y muy cerca del calor latinoamericano encendido por la profundización de las relaciones en la región. Ya aprendimos que en caso de incendio debemos llamar a un compañero, a un vecino. A un Lula, a un Evo, a un Correa; y ellos a una Cristina. Si en algún momento necesitamos asistir con el auto-bomba, dichosos vamos a estar de hacerlo dentro de la Patria Grande.

             Gracias por el agua Bush, Taylor y demás; nos sirvió para ahogarnos tres meses después.

           Cambia, todo cambia, canta Mercedes Sosa, y agrega: “Cambia el clima con los años, cambia el pastor su rebaño…”.
  

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