El sector editorial revirtió, en 2012, la balanza comercial luego de la intervención de la Secretaría de Comercio. Acuerdos con las cámaras del libro y participación de la Industria Gráfica nacional.
El sector editorial es,
dentro de la industria cultural, el que en los últimos años presentó cifras más
desfavorables en su balanza comercial (Exportaciones – Importaciones). Tal es así que en 2011 esta balanza cerró con
un saldo negativo de U$S -84.478.073; resultado al que se llega luego
de restar poco más de 32 millones de dólares de exportaciones frente a casi 117
millones de dólares generado por las importaciones. Sin embargo, recién
conocidos los datos del cierre 2012, se observa una reducción del 73 por ciento
de ese déficit según datos de la Secretaría de Cultura de la Nación a través del Sistema de Información Cultural Argentino (SInCA).
Mejor aún
es el pronóstico si lo que se toma en cuenta son las unidades (ejemplares)
comercializadas y no su costo. Mientras que en 2011 se observaba un déficit de
33 millones de ejemplares entre lo ingresado y lo egresado al país, en 2012 se
visualiza un notable superávit
de más de 4
millones de volúmenes.
Para simplificarlo, algunos gráficos recalcan los resultados.
¿Cómo fue posible revertir
la balanza comercial del libro en tan solo un año?
Por un
lado la secretaría de Comercio Interior, al mando de Guillermo Moreno, firmó un
acuerdo con una de las cámaras representativas del sector (la CAL) para
compensar aquellas importaciones realizadas por libreros y distribuidores con
exportaciones de casas editoras que sólo se dedican a la comercialización
puertas afuera. De esta manera, la balanza, al menos dentro de la Cámara
Argentina del Libro, se vería prácticamente equilibrada.
Por
otro lado, gran parte de ese incremento exponencial de importaciones año tras
año no representaba una cifra del todo real. Lo que ocurría era que de aquellos 64 millones de
ejemplares “importados” en 2011 una sustantiva parte no eran títulos cuyo proceso
productivo se había realizado por completo fuera del país, sino que algunas casas
editoras decidían realizar la totalidad de la cadena productiva en Argentina (selección de original, corrección, diagramación, diseño, etc.) y destinaba la
impresión del ejemplar para efectuar en países donde el costo-beneficio es
inmensamente superior (mayormente China y Uruguay).
Esta decisión de finalizar el objeto libro fuera de Argentina producía un doble efecto. Por un lado, el título ingresaba por la Aduana
como un producto netamente importado pero con ISBN argentino generando este
desvío en la balanza comercial del libro. Y por otro, y más importante,
debilitaba y atentaba directamente contra la industria gráfica local.
Como resumen, se pueden enumerar los siguientes resultados obtenidos en el ejercicio 2012, luego de la intervención
de la Secretaría de Comercio en conjunto con la Secretaría de Cultura y la
Aduana:
-
Superávit
en la balanza comercial del libro (en unidades) de 4 millones de ejemplares.
-
Disminución
del déficit de la balanza del libro (en dólares) un 73 por ciento.
- Aumento exponencial de la participación de la industria gráfica local en el sector editorial, pasando del 38 al 82 por ciento.
- Aumento exponencial de la participación de la industria gráfica local en el sector editorial, pasando del 38 al 82 por ciento.
Nota de autor: Algunos lo llaman modelo intervencionista, otros proteccionista. Yo, prefiero hablar simple y rigurosamente de cuidar la industria y la fuente de trabajo nacional.
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