Siempre es más fácil destruir que construir.
Las últimas semanas del Jefe del Gobierno y su equipo del PRO se han caracterizado por una serie de acciones indiscriminadas enfocadas directamente a desacreditar al kirchnerismo que ellos, y los medios hegemónicos, denominan como “duro“ o “puro”. Es sencillo entender, conociendo la estructura parlamentaria, porque Mauricio Macri actúa de esta forma: porque no le cierra el 2013. Contra reloj, y sin una estructura política sólida es, repito, más fácil la destrucción que la construcción.
A la conocida escasa representación del partido de Mauricio Macri en el
Congreso Nacional (con tan solo once bancas en la Cámara baja y ninguna en la
Cámara alta) se le suma la particularidad, aún más grave, de saber que ocho de
once de los Diputados que posee ponen en juego sus lugares en las próximas
elecciones legislativas, quedando sólo los espacios de Pinedo, Tonelli y Schmidt
asegurados hasta 2015. Preocupante para quien pretende, en algo más de tres
años, presidir el país.
Más oscuro es el panorama si se analiza
la situación en la Provincia de Buenos
Aires. El 100 por ciento de las bancas que posee el macrismo en esta jurisdicción las pone en juego; justamente allí, dónde su estratégico rival hacia 2015, el
Frente para la Victoria, arriesga sólo 12 lugares de los 32 que posee, apenas
el 37 por ciento.
Nada mejora la situación si se pone el
ojo en la Ciudad de Buenos Aires
(sin duda el bastión del conservadurismo macrista).
Allí, el oficialismo nacional posee 4 bancas que no pone en juego mientras que
el PRO arriesgará 5 de sus 8 escaños.
Para muchos, Santa Fe es la nueva esperanza del PRO luego de la inesperada
elección realizada por el Miguel del Sel el año pasado. Sin embargo, ninguna
banca responde a su partido, y de los 19 diputados que aporta dicha provincia al
Congreso Nacional, 7 pertenecen al Frente para la Victoria, de los cuales sólo dos
terminan su mandato el año próximo y cinco permanecerán hasta 2015.
Por último, la ilusión cordobesa encabezada por Oscar Aguad,
diputado electo por el radicalismo pero significativamente cercano a las filas
del PRO, pone en juego también su banca. Mientras tanto, y mal que le pese a
Macri, cuatro de los cinco legisladores del Frente para la Victoria en aquella
sección tienen asegurado su lugar hasta 2015.
Vistos estos números se evidencian dos
aspectos. Por un lado, la incapacidad del Jefe de Gobierno porteño para diseñar
un esquema representativo federal luego de comandar por cinco años la Ciudad
que más visibilidad mediática otorga a cualquier político; por otro, la imposibilidad
de despojar bancas del Frente para la Victoria cuándo estas no están en juego el año próximo.
El primer aspecto es solucionable a largo plazo, el segundo, sólo provoca impotencia.
A Macri, no le cierra el 2013…
El primer aspecto es solucionable a largo plazo, el segundo, sólo provoca impotencia.
A Macri, no le cierra el 2013…