Luego del irrisorio intento de Laura Alonso (PRO) de suprimir, mediante un
proyecto de ley, las cadenas nacionales basándose en que se trata de una “rémora del pasado autoritario”, La Nación vuelve a traer el
tema a la mesa titulando: “Intiman a la Presidenta para que cese el uso reiterado de la cadena
nacional”.
Atractivo
y vendible para cualquier lector que bucea aburrido por la web parece el
artículo, en especial por dos aspectos. Primero, por la aparición de un “nuevo”
sector -y no ya Laura Alonso- que intenta machacar sobre la Cadena Nacional.
Segundo, porque la utilización del verbo “intimar” implica, como bien señala la
Real Academia Española, “requerir algo con autoridad o fuerza pública”.
Pero veamos ¿Quién intimó a
la Presidenta? La respuesta está en la misma intimación, la Fundación Bicentenario por la Transparencia
y Control de las Políticas Públicas. No es complejo mencionar en que otras
ocasiones esta fundación -no tan transparente- emitió comunicados y posiciones.
Por ejemplo: fueron los principales opositores a la designación de Eugenio
Zaffaroni y Carmen María Argibay como miembros de la Corte Suprema, participaron
en la revocatoria del mandato de Aníbal Ibarra como Jefe de Gobierno porteño,
alertaron al -en ese momento- Canciller Taiana sobre posibles violaciones a los
Derechos Humanos por parte de Hugo Chávez justo cuando comenzaba a mencionarse
a Venezuela como nuevo aliado al bloque del Mercosur. Por otra parte, algunos
de sus miembros fundadores se vieron involucrados en complejos episodios tales
como denuncias por discriminación en el Consejo de la Magistratura (link) y Autocréditos del Banco Ciudad por 607 mil
pesos para remodelar una casa (link).
Todo esto debería ser suficiente para que el término
“intimar” dejara de adecuarse al emisor de la intimación, teniendo en cuenta
que dicha fundación no pareciera tener autoridad -ni moral, ni ética, ni
pública- para requerir pedido alguno.
Pero vayamos al otro aspecto interesante: Es un
“nuevo” sector -y ya no Laura Alonso del PRO- el que pide que se terminen estas
Cadenas “inútiles”, lo cual sería interesante para el análisis. Pero,
sinceramente, será más fácil y expedito refutar este punto que el anterior,
pues el sector de “nuevo” tiene poco y nada. Justamente, sus integrantes
responden al macrismo porteño -declarado muchas veces a viva voz por sus propios miembros, tanto fundadores
como actuales referentes- y, más allá, lejos del “populismo latinoamericano”,
aseguran mantener como referente internacional al Partido Popular de José María
Aznar.
Antes, desde la representación legislativa
mediante la Diputada Laura Alonso, ahora, desde la supuesta confianza,
transparencia y cordialidad que inspira el término “Fundación”.
Así, atando cabos y cadenas, se evidencia la
excesiva preocupación del PRO por silenciar este tipo de manifestaciones
utilizadas por la Presidenta -en exceso o no- para difundir noticias de alto
impacto, sin manipulación hegemónica mediante, que de otra manera jamás
alcanzarían significantes porcentajes de la sociedad. Resumiendo, y utilizando
una frase de Ignacio Ramonet, la Cadena Nacional es -en el contexto moderno
actual- “el Derecho tan sagrado que tiene todo ciudadano a acceder a una
información no contaminada”.
1 comentario:
Podríamos intimar a Clarín Miente y a la Tribuna de Intereses para que dejen de publicar y propalar mentiras y mensajes destituyentes, no?
¿A Laura Alonso también le pagamos su curro con NUESTRO DINERO? ¿Se imaginan si el Pro llega a ser gobierno a dónde va a ir a parar la LIBERTAD?
Faltan 105 días para el 7 de diciembre.
Saludos
Tilo, 71 años
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