martes, 10 de septiembre de 2013

"Vengan ustedes..."

Por Damián Fresolone


Salí de la inauguración de la Casa de la Cultura en la Villa 21, encabezada por la presidenta Cristina Kirchner y el secretario de Cultura Jorge Coscia, y caminando por la avenida Iriarte una chica de alrededor de 12 años, con la que mantuve una conversación de no más de 30 segundos, me dijo: “Yo de la villa no me quiero ir, vengan ustedes”. Perdón por la autorreferencia en este primer párrafo, pero era indispensable para escribir lo que sigue.

La negativa de la joven a irse de la villa es la que cualquiera de nosotros, fuera de ella, también comparte, ya sea por sentido de pertenencia a un territorio o por simple nostalgia. Los amigos, la familia, la escuela, la esquina, los primeros amores. En fin, las raíces. Pero no es eso lo sorprendente de la conversación, sino la subordinada: “Vengan ustedes”.

Dejando de lado todos los análisis antropológicos que caben hacerse del “ustedes”, puedo responder que el Gobierno va. Y más precisamente la Cultura, bajo esta gestión, va.

Es ahora de público conocimiento que el despacho del Secretario de Cultura de la Nación estará en plena Villa 21 (dejo para quienes quieran hacer archivo, investigar cuántas carteras de Educación, Salud, Trabajo o Cultura en el mundo se instalan en una villa miseria). Pero ¿es esto lo importante? No, claro que no. La acción de Jorge Coscia podría ser un ejercicio populista, chauvinista o tribunero si no se conociera el resto de la gestión.

Sin embargo, sobran acciones para ejemplificar el acercamiento de la cultura en los últimos años a los sectores más desprotegidos por cuestiones económicas o geográficas. Por ejemplo, el Programa Puntos de Cultura con el objetivo de promover y solventar actividades comunitarias, muchas de ellas de base, el cual en sus dos ediciones otorgó beneficios a 250 agrupaciones. Otro caso puede ser el exitoso Programa Libros y Casas que entregó más de un millón de ejemplares con el objetivo de democratizar el acceso a la lectura. Otro, el proyecto Altos Pueblos, direccionado a propuestas creativas en pequeñas localidades del interior del país con el objetivo de generar redes de identidad cultural propias. Podría seguir con los Pre-MICA, el Carnaval Federal de la Alegría, los beneficios para la totalidad de las Bibliotecas Populares del país (CONABIP), la enorme cantidad de acciones de Igualdad Cultural, la gratuidad de Tecnópolis y demás.


        ¿Obsecuencia? En absoluto. Falta mucho para lograr una verdadera democratización de la cultura, hecho que, tiendo a creer, aún no ha logrado ningún país en el globo. Falta que la Secretaría sea Ministerio (y esto no es sólo una cuestión terminológica), falta una verdadera Ley Nacional de Cultura, una Ley del Libro Argentino, una de Industrias Culturales. Todas, cuestiones legislativas que producen como consecuencia la ampliación de posibilidades presupuestarias y, así, el incremento de programas y acceso de los sectores más comprometidos a la Cultura.         

         Pero la realidad es que la Cultura va. Que los chicos de los talleres de periodismo, fotografía y teatro de la Villa 21 no se olvidan más que charlaron con la Presidenta cara a cara. Que tendrán un auditorio, salas para audiovisuales e infinidad de talleres en la puerta de sus casas. Que el kiosquero de la esquina de la calle Magaldi seguramente venderá más gaseosas que hasta hoy y que la rotisería de mitad de cuadra deberá incrementar su producción. Lo cierto es que la Cultura va y que este edificio no se monta en Iriarte y Luna para la foto. Si llegara a ser así, sepan, seré el primero en denunciarlo. 

         Ah, olvidé responderle a la chica de 12 años. Está bien que de la villa no te quieras ir porque están tus amigos, son las políticas las que tienen que llegar a vos.


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